El panorama de la economía mundial para el año 2024 se ve marcado por la incertidumbre y los desafíos, con pronósticos de crecimiento lento y el fantasma de la recesión acechando a las principales economías del mundo. En un contexto donde la estabilidad se ve amenazada por diversos factores, como la persistente pandemia de COVID-19, conflictos geopolíticos y una inflación elevada, los economistas prevén otro año de dificultades económicas a nivel global.
A finales del año pasado, dos economías importantes del G7, Japón y el Reino Unido, entraron en recesión debido a la desaceleración en el gasto de los consumidores. Bloomberg informó en febrero que el Reino Unido experimentó su menor tasa de crecimiento anual desde 2009, mientras que Japón cayó del tercer al cuarto lugar en la economía mundial. Estos son solo algunos de los síntomas de una situación económica global cada vez más compleja.
El Banco Mundial, en su informe de Perspectivas Económicas Mundiales de enero, indicó que si bien los riesgos de una recesión mundial en 2024 habían disminuido gracias al desempeño mejor de lo esperado de la economía estadounidense en 2023, todavía existen preocupaciones significativas.
Las secuelas continuas de la pandemia, los conflictos internacionales como el de Ucrania y Oriente Medio, sumado a la inflación persistente, contribuyen a unas perspectivas de crecimiento débil para el 2024 y que la economía mundial vaya «camino a registrar su peor desempeño de las últimas tres décadas para un período de cinco años», según el Banco Mundial.
¿Qué es una recesión?
Es crucial comprender qué significa exactamente una recesión y cómo se identifica.
En 1974, el economista estadounidense Julius Shiskin describió una recesión como «dos trimestres consecutivos de crecimiento decreciente», y muchos países siguen adhiriéndose a ella.
Aunque no existe una definición universalmente aceptada, la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER) considera una recesión como un descenso significativo y generalizado de la actividad económica, que afecta varios indicadores clave como la producción, el empleo y la renta real. Esta situación se ve reflejada en el descenso del producto interior bruto (PIB) y el aumento del desempleo, lo que puede desencadenar efectos adversos en la economía.
En cuanto a las señales de recesión, el crecimiento del comercio mundial sigue siendo bajo, muy por debajo de su media histórica, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Además, los mercados bursátiles podrían verse afectados, con empresas que podrían verse obligadas a despedir empleados y una disminución en la confianza de los consumidores, lo que afecta el gasto y la inversión.
El principal indicador del Banco Mundial de una recesión mundial es la contracción simultánea de las economías de varios países importantes, así como otros indicios de un débil crecimiento económico mundial.
Los efectos de una recesión no se limitan solo a las empresas y los mercados financieros; los consumidores también se ven afectados. El aumento del desempleo, la disminución de los salarios y la restricción del crédito son algunos de los problemas que enfrentan durante estos períodos. Además, las ejecuciones hipotecarias y la disminución de los préstamos pueden agravar la situación económica de las familias.
Para contrarrestar los efectos de una recesión, los bancos centrales y los gobiernos pueden implementar medidas como la reducción de los tipos de interés y los recortes fiscales. Estas acciones buscan estimular la inversión y el consumo, impulsando así la economía hacia una recuperación.
Sin embargo, el panorama para 2024 sigue siendo incierto. Los elevados riesgos geopolíticos, como los conflictos en diversas regiones del mundo, plantean desafíos adicionales. Además, el año está marcado por elecciones importantes en países clave, lo que añade una capa adicional de incertidumbre sobre las perspectivas económicas globales.
En resumen, la economía mundial se enfrenta a un período de crecimiento lento y riesgos de recesión en 2024. Es fundamental que los líderes políticos y económicos tomen medidas concertadas para abordar estos desafíos y promover la estabilidad económica a nivel global.
Fuente: World Economic Forum