La moda sostenible se ha convertido en una de las transformaciones más relevantes de la industria global. Su impacto ya no se limita únicamente a la innovación textil o a la economía circular, sino que sitúa al consumidor como protagonista del cambio.
Juan Ferrando, director del Grado en Diseño de Moda de la Universidad Nebrija, afirma que “el consumidor es el último eslabón y pieza clave de este paso hacia una moda más consciente”. Esto significa que, aunque las empresas adopten procesos responsables, el verdadero giro estructural solo ocurre cuando las personas modifican sus hábitos de compra.
Ferrando asegura que, aunque aún existen brechas de conciencia, se observa una clara evolución en el comportamiento de compra, especialmente entre jóvenes. Las nuevas generaciones, señala, “ya llegan con una mentalidad distinta y contagian a los mayores”, acelerando la transición hacia un sistema más responsable.
La industria de la moda es responsable del 10 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, según datos del World Economic Forum y el Banco Mundial. Esta cifra la convierte en uno de los sectores más contaminantes del planeta, incluso por encima de industrias como la aviación internacional y el transporte marítimo combinados.
En respuesta, el sector adoptó la Carta para la Acción Climática en la Moda (2018), alineada con el Acuerdo de París, que establece dos grandes metas:
- Reducir un 30 % de las emisiones para 2030.
- Alcanzar cero emisiones netas antes de 2050.
Para lograrlo, se están implementando cambios profundos en la manera de diseñar, producir, distribuir, usar y desechar la ropa.
Iniciativas clave para impulsar una moda sostenible y circular
La transición hacia la moda sostenible incluye múltiples acciones industriales que buscan minimizar el impacto ambiental y social. Entre las más relevantes destacan:
1. Reciclaje y reutilización textil
- Incremento de la producción de poliéster reciclado a partir de plásticos recuperados.
- Programas de recolección de prendas en tiendas.
- Plataformas de reventa, alquiler y segunda mano.
2. Energías limpias y eficiencia en procesos
- Sustitución de combustibles fósiles.
- Migración a cadenas de producción con energía solar o eólica.
3. Eliminación de químicos tóxicos
- Sustitución de tintes contaminantes.
- Reducción masiva de microplásticos liberados al lavar ropa sintética.
4. Apuesta por materiales sostenibles
- Fibra de bambú, algodón orgánico, biotextiles y cuero vegetal.
5. Producción ética y salarios dignos
- Modelos que priorizan derechos laborales, transparencia y trazabilidad.
Todas estas iniciativas fortalecen la ruta hacia una industria más justa, responsable y regenerativa.
Latinoamérica: entre la innovación y los desafíos
En el contexto regional, América Latina ha ganado un protagonismo creciente en el movimiento de la moda sostenible, impulsado por diseñadores, emprendedores y consumidores más conscientes.
Sin embargo, también enfrenta grandes retos. Uno de los ejemplos más visibles es el desierto de Atacama en Chile, donde 60.000 toneladas de ropa desechada llegan cada año desde distintos países. Este fenómeno evidencia la urgencia de políticas regionales que regulen la importación, el reciclaje y el consumo de moda rápida.
Ferrando destaca que la región tiene el potencial para impulsar soluciones locales con identidad cultural y técnicas ancestrales, pero necesita fortalecer la educación y la cadena de valor.
Educación y cambio cultural: el aporte de la Universidad Nebrija
La transformación hacia una moda sostenible también depende de formar profesionales capaces de liderar el cambio. En ese sentido, la Universidad Nebrija incorpora en su Grado en Diseño de Moda:
- Fundamentos teóricos sobre sostenibilidad.
- Debates académicos sobre impacto ambiental.
- Visión integral del sector textil, desde el diseño hasta la cadena logística.
Este tipo de formación contribuye a consolidar generaciones de diseñadores capaces de innovar sin perder de vista la responsabilidad ecológica y social.
La moda sostenible empieza en casa
Aunque las grandes marcas continúan expandiendo iniciativas circulares y de reducción de emisiones, el cambio profundo ocurre cuando el consumidor decide qué compra, cómo lo usa y qué hace con ello cuando deja de servirle.
La moda sostenible no es solo una tendencia: es un compromiso global que exige decisiones informadas, hábitos responsables y una visión de futuro donde vestir no signifique contaminar.
